ORÍGENES DE PUERTO MADRYN
Autor: Fernando Coronato coronato@cenpat.edu.ar
Hacia 1860 un grupo de nacionalistas galeses, deseoso de liberar a su pueblo de la dominación inglesa, empieza a buscar un lugar vacío, alejado de cualquier otra influencia, en donde poder desarrollar libremente su cultura. Forman una Sociedad de Emigración y, al imaginar que la Patagonia era un sitio favorable para la emigración masiva de sus compatriotas, inician gestiones con el gobierno argentino. A principios de 1863, esa Sociedad envía a Lewis Jones y a Sir Love Jones Parry, Barón de Madryn, a inspeccionar la zona, recorriendo rápidamente el Golfo Nuevo y el valle del río Chubut. Como sus informes son favorables, los trámites con el gobierno argentino y los preparativos en Gales siguen su curso, aunque con algunas dificultades. Ya en esta primera exploración, los envíados proponen que " si la colonia se instala en el Valle del Chubut, el puerto de la misma debería estar en el Golfo Nuevo" (1).
Cuando el proyecto está más avanzado, dos años después, se envían nuevamente dos hombres, Lewis Jones otra vez y Edwyn Roberts, para preparar el terreno y organizar la llegada del primer grupo. En junio de 1865, previo paso por Patagones, llegan al Golfo Nuevo cargados de enseres, víveres y animales y acompañados por unos pocos peones maragatos. Mientras Jones hace otros viajes a Patagones para traer más cosas, Roberts se queda en el Golfo Nuevo estableciendo lo que sería el primer poblado de los galeses en la Patagonia. Roberts y sus ayudantes se instalan en Punta Cuevas, porque es un lugar protegido, fácilmente defendible, con disponibilidad de roca para construir y materiales suplementarios que proporcionan los restos de un barco encallado. Cuando se instalan en la punta y comienzan a construir refugios y corrales, ignoran que falta completamente el agua dulce en las cercanías. Encuentran agua dulce al cabo de unos días, luego de una fuerte lluvia que formó una laguna costera, que luego se conocería como Laguna de Derbes, situada al pie de la colina del Chalet Pujol. Esta aguada natural queda a 4 km al norte del incipiente campamento y sólo se traslada allí a los animales. En Punta Cuevas siguien construyéndose algunos precarios refugios y un galpón donde depositar los víveres y los materiales para los colonos que estaban por llegar. Mientras aguarda la llegada del Mimosa, Edwyn Roberts alcanza a construir 16 casillas semi-excavadas en la blanda roca y el galpón de paredes de piedra, que mide 5 m por 20m. También abre los primeros km del sendero que llegaría a Rawson y -como la laguna se ha secado- cava un pozo para buscar agua en cercanías del campamento. A unos 7 m de profundidad encuentra "agua lo bastante salada como para hacer sopa sin tener que ponerle sal" (2).
Cuando el 28 de julio de 1865, llega el primer grupo de poco más de 150 colonos, Punta Cuevas se llena de actividad, de vida y muerte. Una de las primeras tareas que deben hacerse en tierra, es elegir un sitio en donde sepultar a una criatura que había muerto el día anterior. Durante las 7 u 8 semanas en que gran parte de los colonos permanece en el campamento, 3 criaturas más y una mujer, serán enterrados "en las lomas de arena al sur de la bahía" (3). Felizmente, también habrá un nacimiento y un casamiento (4).
Las crónicas y otros escritos de la época y las ruinas actualmente visibles sobre el terreno, permiten hacernos una idea de lo que fue ese primer poblado galés de la Patagonia, que al poco tiempo ya sería llamado Puerto Madryn en memoria del explorador de 1863.
Las casillas estaban excavadas en la piedra, pero tenían la pared frontal de tablones puestos verticalmente. No estaban listas del todo cuando llegó el Mimosa y hubo que terminarlas apresuradamente. Desde Liverpool se había traído material de construcción, madera de fresno. Desde Patagones, Jones y Roberts habían traído más madera, casi seguramente álamo. De las 16 casillas originales (5) , sólo se mantienen los restos de siete, pero hay documentos y testimonios de un número mayor y todavía puede notarse fácilmente el sector de la costa que ocupaban. Los huecos dejados por las casillas, las "cuevas" , tienen un tamaño medio de 3m por 3m. Como "sólo eran para dormir y protegerse" (6) no es sorprendente que cupieran 8 personas en cada una (7). El análisis de algunos fragmentos de madera empotrados en la roca, demostró que se trata de álamo y fresno (8). La disposición de estos fragmentos sugiere una estructura de sostén de techado. Del galpón no quedan restos. Puede suponerse que estaría a no más de 100 m hacia el sur, ya que los bloques de piedra con que lo construyeron Roberts y sus ayudantes, eran arrastrados sobre un cuero de buey. Estos bloques quizás hayan sido los "ladrillos muy diferentes a los habituales" que, en más de 200, fueron descubiertos en 1931 (9). La existencia del depósito en ese sector es sugerida también por otro hallazgo más reciente: decenas de botellas de cerámica fabricadas en Bristol entre 1860-1880 (10).
Quizás el descubrimiento más interesante efectuado hasta ahora en la zona de Punta Cuevas haya sido una antigua tumba, a unos 150 metros de las "cuevas". Los estudios del caso están siendo desarrollados por el Centro Nacional Patagónico, de Puerto Madryn. Si bien hasta ahora no hay evidencias concluyentes de la identidad de los restos, todos los indicios llevan a creer que se trata de la mujer sepultada en 1865 (11).
"Al cabo de 4 años sucedió que los vientos amontonaron arena en el bajo donde estaban las tumbas, de manera que se perdió el rastro del pequeño cementerio y nadie pudo volver a dar su localización" (12).
Aunque los colonos terminaron por instalarse en el valle del Chubut, la actividad en Punta Cuevas siguió con relativa continuidad. El movimiento portuario explica que el camino entre la colonia y el Golfo Nuevo llegara hasta Punta Cuevas, donde un par de casillas se mantuvo en uso hasta 1886. En ese año, tras la llegada del Vesta y el inicio de la construcción del ferrocarril, la actividad se trasladó a la Laguna de Derbes, donde surgiría el segundo -y definitivo- emplazamiento de Puerto Madryn.
Así, tras su abandono, el primitivo emplazamiento de Puerto Madryn cayó rápidamente en el olvido. Quizás el viento, al cubrir con arena los restos de las casillas, contribuyó mucho a desdibujar el recuerdo del campamento de Punta Cuevas. Tanto fue así que, hacia principios de este siglo, surgió la descabellada creencia de que los colonos de 1865 se habían refugiado en las cavernas naturales situadas muy cerca y que el mar inunda dos veces por día. Al respecto, uno de los últimos actores del desembarco escribió en 1926: "Todos los que dicen que en las cuevas que dan al este se refugiaron los primeros colonos, piénsenlo dos veces antes de seguir diciéndolo, ya que es un lugar apropiado sólo para los peces...por cierto no es un sitio conveniente para un ser humano" (13).
A pesar de pertinaces confusiones como la apuntada, o de teorías infundadas que ponían en duda el sitio del desembarco en Punta Cuevas (14), los recientes descubrimientos en el área y la revisión sistemática de las crónicas de época y su correspondencia con las ruinas existentes, permite arrojar nueva luz sobre el emplazamiento primitivo de Puerto Madryn. Estos progresos en el conocimiento han llevado a las autoridades a la protección formal del sitio (Ordenanza Municipal 1556/96 y Decreto Provincial 847/96). Por cierto es un paso importante, pero de ningún modo suficiente, ya que por su fácil acceso y su belleza paisajística, las ruinas de Punta Cuevas son sumamente frágiles y su protección reviste cuidado. Son deseables nuevas y más concretas medidas tendientes a preservar esta primera huella del poblamiento moderno del Chubut.
Cuando Edwyn Roberts levantó las humildes cabañas de Punta Cuevas, sólo el solitario comandante Piedra Buena, se empeñaba en hacer flamear la bandera argentina más al sur. Cuando los huecos en la roca, que siguen estando, se poblaron por primera vez de voces, de risas y de llantos, todos los otros intentos de colonización de la Patagonia argentina habían fracasado.
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