El muelle ocupaba otro lugar central en nuestras vidas, y lo ocupa en mis recuerdos. La pesca de pejerreyes y saborines, que luego mi mamá se ocupaba de envasar en frascos con aceite para que pudiéramos comerlos durante el invierno. Los mejillones que arrancábamos de él, y que alguien asaba con abundante perejil sobre unos elásticos de colchón, en el Club Náutico, en las noches de verano. Las noches de pesca de calamar, con una petera (espero que sepan lo que es), iluminando el agua con una Petromax (aquellas lámparas de gas de kerosén), desde la borda del Motomar, un carguero que luego se hundió frente a Necochea o Mar del Plata.
Vista del muelle desde el lado de la Prefectura. ¡Viejísima! Todavía
no se
había construído el mareógrafo.
Vista nocturna. En el José Menéndez, de la flota de La Anónima, que
es el
barco que mejor se ve, viajé varias veces a Buenos Aires, ya que en aquella
época el barco era la mejor opción para viajar. ¡Imagínense! La ruta 3, entre
Madryn y San Antonio Oeste, donde se tomaba el tren, era de ripio.
No comments. Juro que jamás vi la Fragata Sarmiento antes de que la
anclaran
en Puerto Madero. Pero aquí se aprecian bastante bien el muelle y las grúas,
tal como yo lo conocí.
Otra vista nocturna, con los mismos barcos de arriba. Seguramente,
tomada
la misma noche. ¿Qué tal las nubes? Quien sepa un poco de fotografía, y conozca
el precario equipo y material de la época (por ejemplo, no existía la película de
1.600 ASA), apreciará el valor de esta foto.
Imagino la pregunta: ¿qué muelle?. Bien, señores, aquí no hay
muelle, pero
no tenía dónde diablos meterla. La foto es de mi padre, también tomada con
la ya célebre (imagino) cámara Agfa, y muestra a la Flota de Mar fondeada
frente a nuestra casa (la Escuela de La Loma). Mi viejo no tenía trípode, así
que no me imagino como logró que no le saliera movida.