Este es nuestra tercera vez que venimos a Madryn. Vinimos en 2001, 2007 y ahora llegamos el 26 de enero de 2009. Nos estamos yendo el 7 de febrero.
Una vez más nos impacta sus bellezas naturales de tan apacible ciudad. Lamentablemente otras cosas no han resultado tan buenas.
Me referiré por ahora a la por un lado la excesiva, desproporcionada y grosera suba de precios en restaurantes y al mismo tiempo la baja de calidad en algunos lugares, por ejemplo, Ambigú, y Mar y Meseta (especialmente éste último cuyos precios son exhorbitantes, y sus platos regularcitos). Cácaros es bueno y agradable pero irrazonablemente caro.
Hay opciones respetables: El Naútico, Hotel Territorio (caro pero al menos lo vale, la comida, el lugar, la atención), Los Colonos, buena la comida y la atención, aunque la copa desembarco es una cargada, un helado de segunda calidad, con un poco de colorante rociado en el plato, presentado como frutos rojos...
Otro lugar excelente es la Taska Beltza, un pintoresco restaurant vasco. Un lugar que nos ha soprendido es Balcarce, está muy bien ambientado, es cómodo y moderno. Excelente la atención. Globalmente es por lejos mucho mejor que el comunacho Havanna.
La pizza de Lizard sigue siendo deliciosa, sus precios y atención respetables. Mediterraneo es un lugar que si bien no es barato, tiene precios más razonables, platos (desde la entrada al postre), ambientación, atención de primera, es excelente para ir con chicos pequeños, ya que tiene un lugar para que jueguen, y además hermosos sillones para acunar bebés.
Madrynenses, se les está yendo demasiado la mano en esta cuestión. Hay opciones de mejor calidad en Buenos Aires y con un precio mucho más accesible. No es posible que un plato de pasta esté más de $40, y es una verdadera cargada presentar ofertas de un solo plato (sin bebidas, postres, etc.) por "sólo" $35.
Será que a la ciudad no le interesa que el turista vuelva, sino solamente los extranjeros que vienen con sus euros o dólares? Será que Madryn no está pensada para los argentinos, si es así, es una verdadera pena.