El extremo opuesto del Arco Iris
Jeremías Gold es mi amigo. Prueba de ello es que aún me reconoce a pesar de los años que lleva internado en el hospicio. La familia lo abandonó allí. Cada tanto lo visito en tributo a un pasado común y regreso con el ánimo alumbrado por su mirada gris que resplandece al verme.
Por Arturo Trinelli
Boulogne, Buenos Aires
En esta oportunidad, lo hallé preocupado, - Tengo una colección de oro, me dijo al oído con un susurro cómplice. Enseguida sacó de entre sus ropas un cuaderno y ordenó: - Mirá...
Abrí el cuaderno en tanto él escrutaba en todas direcciones. La Quimera del Oro, decía a modo de carátula escrito en letras góticas. "Compro Oro" rezaba un volante pegado en la segunda página y así, en hojas sucesivas, distintos recortes hablaban del tema: "Con gol de oro se definió el ascenso a la C", "Fue apresado un integrante de la mafia del oro", "No a la mina de oro en Esquel", "Bodas de oro con el espéctaculo", "La azul y oro ganó en Colombia", "Libro de Oro de Patoruzú", "¡Con éste negocio te llenas de oro", "Oro 24k, oro 18k, oro bajo, pago más".
Seguían varias páginas en blanco y en el final una foto de él con el epígrafe "el oro" y al lado, separado por una i griega, una del ex presidente Menem con la inscripción "el moro".
Apenas terminé de ver me arrebató el cuaderno y lo escondió entre sus ropas. - Cuando lo complete, se refería al cuaderno, - lo voy a enterrar.
Dudé en contradecirlo pero siguió: - Voy a ir al extremo opuesto del arco iris para que haya oro en los dos extremos. Tragó saliva, respiró hondo y agregó: - Para que nadie camine al pedo de un extremo al otro.
Se incorporó, me palmeó un hombro y me dio un beso en la cabeza. Lo vi alejarse desconfiado, portando su tesoro y concluí que el oro juega con la locura, el oro enloquece a los locos, el oro es cosa de locos.
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El autor publicó, entre otros títulos, "El canto de los grillos y otros relatos", Ed. Nueva Generación, 2001.
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