Mayo, 1999.

El placer de la pintura.

Ana María Kuba, artista plástica local de amplia trayectoria, nació en Rosario y desde 1976 reside en Puerto Madryn. Junto con su obra personal, a desarrollado una vasta y fructífera labor docente.

Ana María Kuba llegó a Puerto Madryn en 1976. "En Rosario, había colaborado en algunas exposiciones colectivas, pero sentía la necesidad de un cambio de horizonte; entonces surgió una oportunidad de trabajo en Aluar."

"Ese mismo año, ya en la ciudad, participé en un concurso municipal de afiches para la temporada de verano, en el que fui premiada, donde conocí a Jorge Saint Jean y Beatriz Cabezas; luego formaríamos el grupo Arpaco. Le propusimos a la entonces Secretaria de Cultura, Sra. Williams, dictar cursos de iniciación artística, pero como no había partidas, trabajamos un año ad honorem".

Desde ese momento hasta hoy, Ana María nunca interrumpió la docencia. "Me gusta poder transmitir el placer de la pintura, tanto como pintar. Y ver que alumnos míos siguieron trabajando, como las artistas que hoy integran el Puro Grupo, es todo un orgullo".

Entre los años 92 y 95, coordinó los Talleres Roberto Spencer, impulsando desde allí la realización de dos Salones Municipales de pintura. Entre julio y agosto de 1997, realizó con notable éxito su muestra en el Museo de Arte Moderno de nuestra ciudad, siendo aquella su sexta exposición individual.

El arte propone, la mirada interpreta.

Si bien la distinción entre abstracto y figurativo resulta estrecha para el arte plástico actual, Ana María, admiradora de Macció y Noé (Nueva Figuración), reconoce en la abstracción su línea creativa fundamental. "No quiero imponer ni especificar nada, prefiero que el espectador interprete a su gusto. Esto implica jugar con el color y la línea, pero sin concretar, en principio, figuras reconocibles. A partir de una paleta determinada, y de reglas básicas de color, trabajo directamente sobre la tela con total libertad".

Esta libertad convive, necesariamente, con una metodología, una técnica, que cierra el complejo círculo de la práctica del arte. "Tengo etapas de trabajo diario y disciplinado, pero no auto impuesto, sino como una necesidad. Luego hay pausas, que generan cambio y renovación".

"Después de tantos años de vivir en la Patagonia, noto que empieza a aparecer el paisaje en mis obras, eses grandes extensiones, la meseta, la aridez".

La estructuras generan acostumbramiento.

Desde la vuelta a la democracia, en 1983, Puerto Madryn conoció, política e institucionalmente, solo dos puntos de vista. "La gente que trabaja en cultura está tremendamente desgastada, se necesita una renovación. No soy partidaria de ninguna reelección, las estructuras se van anquilosando, generan acostumbramiento. Hay que empezar de nuevo, producir cambios".

Actualmente, es poca la actividad plástica madrynense, hay una gran falta de estímulo. "No hay mucha gente nueva, los artistas jóvenes se van de la ciudad en busca de mejores oportunidades, porque si se quedan, realmente no tienen perspectivas. Seguimos estando los de siempre, y eso es muy triste. Hay una gran carencia, que es la falta de una política cultural a largo plazo".

"Por otra parte, haya algo que se mantiene a pesar de las dificultades: el interés de la gente, que cuando se la convoca, responde siempre".